sábado, 5 de marzo de 2016

Idolos celestes : el "Nene" Avila


Juan Francisco Avila
Uno de los futbolistas más recordados que brilló en la primera celeste en los años '50. Un jugador de gran calidad que combinó la eficacia con un gran manejo técnico.

Nació el 11 de diciembre de 1932 en la localidad vecina de Lanús. Se inició en las divisiones inferiores de la entidad granate y en 1954 se incorporó a Temperley. Su debut se produjo el 3 de abril, en cancha de Atlanta, en el partido por la fecha inicial de Primera B, en el que la escuadra celeste cayó ante Excursionistas por 1 a 0.  

En la fecha siguiente Temperley derrotó a Central Córdoba por 3 a 0 y El Nene marcó su primer gol con la celeste. Tras finalizar el torneo con una floja campaña del equipo, siguieron dos años fructíferos. En 1955 mejoró la producción y Avila se coronó goleador celeste con 16 tantos. Hubo actuaciones brillantes como en las goleadas ante Central Córdoba por 5 a 1 (el Nene marcó tres goles) y contra Argentinos Juniors (el campeón) por 4 a 1, las dos en el Beranger.

 
Cabezazo goleador en el 4 a 1 ante Argentinos Juniors

En 1956 Temperley animó el torneo desde su inicio y finalizó en el quinto lugar. Avila volvió a ser figura. 

Al año siguiente fue transferido a Platense, club que abonó 65 mil pesos de aquella época por su pase. Se despidió de Temperley el 20 de abril de 1957 convirtiéndole un gol a Central Córdoba, en Rosario. 

Su carrera siguió en Platense, Celaxa y Necaxa, de México, Cantalia de Canadá y Nacional de Medellín, Colombia. En 1961 volvió a La Argentina y defendió la casaca de Sarmiento de Junín durante 12 partidos. En marzo de 1962 jugó un amistoso para Sportivo Morón enfrentando a Banfield en lo que fue su último partido profesional. 

Se desempeñó en la Secretaría de Cultura de la Municipalidad de Lomas de Zamora durante varios años, oportunidad en la que tuve el gusto de conocerlo durante la presentación de "Historia de Temperley" en la sede del Club. Falleció el 12 de marzo de 2009 dejando entre los simpatizantes celestes un vacío imposible de llenar y el recuerdo imborrable de aquellas tardes de habilidad y goles.